sábado, 1 de diciembre de 2012

EL GOLPE

Esta mañana, casi al mismo tiempo de abrir Facebook, me sorprendo con la desagradable noticia de que se ha perpetrado un robo con premeditación, alevosía y nocturnidad, nunca mejor dicho, en el Ayuntamiento de Úbeda. El amigo Alberto se mostraba así madrugador con su actividad informativa y nos dejaba a todos en suspenso con su ya célebre frase de "seguiremos informando..."

A lo largo de la mañana, el goteo de comentarios y la información se iban sucediendo centrándose el primer objetivo de los cacos, según parecía, en la recaudación de la Oficina Municipal de Tributación. Algunos comentarios, en tono jocoso, me hacían sonreir al referirse al "tino" de los cacos que fueron a realizar su particular asalto al Ayuntamiento en uno de los días en que los ubetenses se habían rascado menos el bolsillo y, por tanto, la caja no era todo lo suculenta que cabía esperar.

He de reconocer que en esos momentos mi análisis sobre lo sucedido y sobre la noticia que nos aportaba Alberto no se produjo, considerando el hecho, muy a la ligera por mi parte, como un acontecimiento más de los tantos y tan lamentables que cada día tenemos oportunidad de leer u oir como consecuencia de la actual situación económica en la que bajo la palabra Crisis, apechugamos con todo.

Al leer el artículo publicado en Ideal advierto, no sin cierta perplejidad, que desde el año 2008 las medidas de seguridad existentes en la Casa Consistorial se limitaban a un circuito de videovigilancia que los ladrones no tuvieron problema alguno en desmontar al cortar, según parece, unos cables en la centralita del mismo. La noticia de que no existiese una seguridad o vigilancia nocturna realizada por miembros de la Policía Local, causan en mí una profunda preocupación al saber que en este edificio, en el Ayuntamiento, se encuentra el Archivo Histórico Municipal de Úbeda cuyas dependencias, se encuentran en el piso superior de la crujía principal del paradigmático edificio renacentista. Esta preocupación, se convierte en rabia y, por que no decirlo, en ira contenida al conocerse, algo más tarde, el objeto del robo que no ha sido otro que el de sustraer unas monedas de oro de los siglos XVIII y XIX, con interesantes piezas de los reinados de Fernando VI y Carlos III. Piezas con un peso aproximado de 20 gramos cada una y con una pureza de su material de 22 a 24 kilates. ¡¡¡Bingo!!!. Ese era el premio. Un premio cuyo valor puede ascender, según información del amigo Alberto a 1 millón de euros.

En realidad, esa rabia, esa ira que me embriaga no es por el hecho del robo en sí, hecho al que no quiero restarle importancia alguna puesto que, efectivamente, la tiene. Esa rabia se centra en los irresponsables, porque no tienen otro nombre (aunque sí otros muchos calificativos que voy a intentar ahorrarme), que en 2008 tomaron la "sabia decisión" de suprimir el servicio de vigilancia nocturno del Ayuntamiento y sustituirlo por modernísimas cámaras de seguridad. ¡¡Qué ingenio!!; ¡¡qué atino!!; ¡¡qué decisión más brillante y acertada!!. 

Los responsables de aquella decisión, dejaban "vendido" todo lo que el Ayuntamiento guarda. Esto es, documentación histórica de un valor incalculable, incunnables, manuscritos...., pero no solo eso. También la información personal de miles de ciudadanos que se ha visto a merced de vaya usted a saber y vaya usted a saber también el uso que alguien podría hacer de ella.

Lo del robo de las monedas de oro, casi queda en una anécdota si pensamos en que tanta y tanta documentación oficial, expedientes administrativos, datos de la ciudadanía, han estado expuestos como si de unos trapos en un mercadillo de los viernes se tratase.

Esto no se puede ni debe permitir. Esto es producto de una incompetencia supina, de una falta de honestidad y un despropósito tal que no debe quedar impune. Se han de exigir responsabilidades, la misma "responsabilidad" con la que se adoptó la decisión de suprimir el mencionado servicio de vigilancia nocturna, un servicio que debe hacerse patente en estas dependencias municipales 365 días al año y las 24 horas del día. Es un ultraje; un homenaje a la desidia que subyace en gran parte de aquellos a los que hemos encumbrado, no lo olvidemos, como nuestros representantes. Una y otra vez, nos dan de bofetadas y aquí seguimos, aguantando, lamentándonos de lo corruptos, de lo irresponsables, de lo insensatos y de lo sinverguenzas que son. Pero no hacemos nada. Nos dejamos y abandonamos a su merced y a su vileza, a sus excelentes palabras y discursos hueros. Nos centramos en criticar sus actitudes, sus liberaciones, sus pactos y sus riñas barriobajeras mientras nos olvidamos de lo verdaderamente importante, mientras miramos hacia otro lado como tantas veces lo hemos hecho.

¡¡Ya está bien!! No podemos seguir permitiendo esto, no podemos seguir tragando porque así, con nuestra actitud, estamos absolutamente a la misma altura que ellos. Hemos perdido el norte y a la vista está. Es hora de retirar los despojos de la ruina y comenzar a construir aquello que con tanta ilusión comenzaron a construir hace décadas nuestros mayores y que hemos permitido que se convierta en una abominación. Una abominación de la que me niego a seguir siendo cómplice con mi silencio o con mi actitud.

Fuera los inéptos, los incapaces y los que están sangrando a este país. Que nos devuelvan el futuro que nos han robado.

miércoles, 1 de agosto de 2012

LÁGRIMAS POR SAN LORENZO



Nadie dijo que fuese a resultar fácil; nadie dijo que una lucha, por pequeña que pudiera parecer, no fuese tediosa; nadie dijo que este, precisamente este momento, fuese el más indicado para poner encima de la mesa la Iglesia de San Lorenzo y su ruina… Ese es el problema, que nadie o casi nadie ha dicho nada, o casi nada, en mucho tiempo.

El caso es que, entre tantas preocupaciones y quebraderos de cabeza que tenemos todos, unas voces se han alzado en este sentido gritando “¡¡Ya está bien!!”. Ya está bien de tanta dejadez, de tanta incompetencia, de tanta vena flemática que crece y crece ante tanto desatino sin atinar.

Es fácil tomar unas cañas con unos amigos o ponerse frente a el teclado de un ordenador para jugar a políticos o a jueces, emitiendo elementos de juicio y valor que pretenden sentar cátedra y, lo que es más jocoso y grotesco aún, dictando sentencias que con las que el mismo Séneca podría parecer un mero aprendiz.

Algunas causas pueden parecer más o menos justas, más o menos apropiadas o banales al plantearse en determinados momentos o coyunturas, o incluso de mayor o menor interés para un individuo o para una colectividad, sobre todo, si no nos va la vida en ello o tienen su repercusión sobre nuestros esquilmados bolsillos. Pero nadie puede negar que el tesón de aquellos que gritan por una causa razonable no posee menos valor que el que calla y otorga.

Quienes hemos alzado la voz a favor de la Iglesia de San Lorenzo ahora, no pretendemos nada más que llamar la atención sobre un problema importante que presenta desde hace mucho tiempo este edificio y que, aunque se piense que no es prioritario en el momento actual, muchas personas, amantes de la Cultura, pensamos que sí lo es.

Estamos en un Mundo estigmatizado por el Poder Económico. Términos o expresiones tales como Mercado, Prima de Riesgo, Inflación, Déficit… han cobrado en los últimos tiempos un protagonismo inusitado que relega a un plano ínfimo algo tan sumamente importante como los Valores (y no me estoy refiriendo con esta palabra a los bursátiles). Hablo de Valores con mayúscula, algo inherente al ser Humano, algo que muchas veces nosotros mismos nos encargamos de amordazar, de ahogar, en deferencia a la falsa creencia que lo económico es lo realmente importante y lo que prima. ¡Qué error más grande!

Cuando una persona pierde su identidad no es de extrañar que pierda también su alma. Queda vacía, hueca, carente de todo sentido y de toda esperanza. Nuestro Patrimonio es parte de nuestra identidad, nuestra Cultura ¿entendemos significa esto?. Si dejamos que se pierda, si dejamos que se desmorone bajo la débil excusa que nos aporta el no mover ni tan siquiera un músculo en su defensa, nos estamos condenando a una especie de ostracismo del que difícilmente podremos salir. Pero aún más grave resulta el hecho de no permitir disfrutar, a quienes nos sucederán, de un legado que afortunadamente hoy nosotros estamos en disposición de recuperar.

La Iglesia de San Lorenzo de Úbeda no es únicamente un inmueble con unas características y unos elementos artísticos más o menos plausibles; es un símbolo. Un símbolo de todo aquello que hemos perdido, de aquello que ya no podremos recuperar, un símbolo de esa identidad que nos define como personas y como integrantes de una colectividad que ha de sentirse afortunada por vivir su día a día en una ciudad como Úbeda. Es también un símbolo que nos alerta de todas esas heridas que hemos de curar, de esas magulladuras que no sanarán por sí solas sino es gracias a una intervención oportuna. Esto es un deber de todos y debe de convertirse en un compromiso real. Es también símbolo de una lucha continuada, a lo largo de distintas generaciones de ubetenses, por el deseo de que sus puertas vuelvan a abrirse.

Todos hemos de cerrar filas en torno a San Lorenzo y todos debemos pedir su restauración y puesta en valor, luchar porque no desaparezca porque si así sucediese, si San Lorenzo muriese, una parte de de cada ciudadano de Úbeda, de cada ubetense, moriría con él.

Es hora de colaborar para no tener que verter Lágrimas por San Lorenzo. Es hora de hacer algo por nosotros mismos y gritar juntos: ¡Salvemos San Lorenzo!

miércoles, 11 de julio de 2012

LA HORA DE SAN LORENZO









Foto de Baldo Padilla
Cuando en 1842 el Obispo la Diócesis del Santo Reino de Jaén, D. Manuel Ventura Gómez Lechuga, ordenara la supresión de la Parroquia de San Lorenzo de Úbeda, nada hacía presagiar que las protestas y quejas que en aquellos momentos iniciaron los vecinos de este barrio defendiendo que la Iglesia se conservase abierta, se mantendrían a lo largo de 170 años.

El cierre definitivo del templo de producirá en Agosto de 1843, asumiendo las labores de culto la cercana Parroquia de San Pedro y quedando San Lorenzo como una Ermita en la que los domingos se daba misa. Esta solución maniquea, no satisfizo a los vecinos que continuaron con su malestar, siendo trasladada esta desazón al Ayuntamiento quien, en Abril de 1844, acuerda solicitar al Obispado su reapertura.

La callada que se obtuvo por respuesta propició que dicha petición fuese trasladada al Gobernador Civil de Jaén para que transmitiese el problema que planteaba Úbeda al Gobierno de Isabel II. A instancias del mismo, San Lorenzo se volverá a abrir al culto pese a los problemas estructurales y de mantenimiento que ya presentaba. Tal es así que el 21 de Diciembre de 1855 el Cabildo de la Ciudad dice “que San Lorenzo por hallarse en estado ruinoso, extramuros de la población, que tal vez sea una necesidad proceder a su derribo, no sólo para evitar peligros, sino porque convendrá hacerlo así un día para mejorar el aspecto público de aquel ángulo de la población”.

Evidentemente en el siglo XIX no existía una concienciación en lo relativo a la conservación, protección y salvaguarda del Patrimonio como afortunadamente, al menos eso parece, hoy tenemos.

El artículo 14 de la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía defiende en su punto 1 que “Las personas propietarias, titulares de derechos o simples poseedoras de bienes integrantes del Patrimonio Histórico Andaluz, se hallen o no catalogados, tienen el deber de conservarlos, mantenerlos y custodiarlos de manera que se garantice la salvaguarda de sus valores. A estos efectos, la Consejería competente en materia de patrimonio histórico podrá asesorar sobre aquellas obras y actuaciones precisas para el cumplimento del deber de conservación”.

Como podemos comprobar, tenemos una normativa clara en este sentido que se está incumpliendo de manera flagrante y continuada.
Los artículos siguientes de la citada Ley nos hablan de Ordenes de Ejecución (art. 15), Ejecución Forzosa (art. 16), Derechos de Tanteo y Retracto (art. 17) y Expropiación (art. 18). Este último artículo en su primer apartado nos recuerda que “La falta de cumplimiento de las obligaciones establecidas en la ley para las personas propietarias, poseedoras o titulares de derechos sobre bienes inscritos en el Catálogo General de Patrimonio Histórico facultará a la Administración para la expropiación total o parcial del bien por causa de interés social”.

Sin lugar a dudas esto debe ser lo último. Antes, se debe instar a la al diálogo para que se actúe. Sin embargo algo tan básico como esto no se está produciendo y San Lorenzo se muere por incompetencia de algunos y dejadez por parte de todos.

Ahora es el momento, un momento tan “bueno” como cualquier otro. Entre todos debemos realizar un esfuerzo continuado hasta que exista un Plan de Recuperación Integral y puesta en Valor para este histórico edificio. Recordemos que ya antes ha existido algún intento de recuperar este inmueble y no llegó a puerto franco. Las obligaciones deben asumirse y la Ley debe de cumplirse. 

El pueblo llano, Úbeda, así lo exige como lo lleva haciendo desde hace 170 años. Es la hora de gritar todos, una vez más, ¡Salvemos San Lorenzo!

jueves, 19 de abril de 2012

EN EL PAÍS DE LOS CIEGOS, EL TUERTO ES EL REY


¿Cuánto cuesta hacer un ejercicio serio de introspección?; ¿cuánto cuesta detenernos a analizar el porqué de nuestros fracasos?; ¿cómo de fácil es eludir la responsabilidad de nuestros actos, de nuestras veleidades, de nuestras actitudes y cargar al "otro" con nuestras miserias más profundas, más oscuras, más inconfesables?

En el país de los ciegos el tuerto es el rey. Un aforismo que, como tal, encierra su parte de verdad pero tampoco está exento de ciertas dósis de mentira.

No por ello, no por la magestad que rodea al que ve con un solo ojo, está por encima de los demás. Su visión y, por tanto, su percepción de las cosas es imperfecta e incluso anodina frente a aquellos que han tenido la posiblidad de desarrollar y potenciar aquello de lo que no han sido privados

Creo que lo peor de los fracasos es el momento de enfrentarse a ellos. Es posible que, previamente, nuestros miedos se hayan henchido y tomado un protagonismo hasta entonces inusitado. Puede que incluso logren desestabilizarnos y hacer que nos tambaleemos cercenando la posibilidad de un futuro que, aunque incierto, nos parezca prometedor y al que tenemos derecho a optar.

Como decía el llorado Marat "no existe el fracaso, salvo cuando dejamos de esforzarnos".

Quienes han luchado, quienes se han esforzado, quienes han apostado, tienen todo el derecho del mundo a sentir pena, pero no deben caer en la desazón ni en la desesperanza. Podrán dormir con la conciencia tranquila, descansar y, porque no decirlo, reposar en la charca donde habitan sus sueños gozando de ellos.

El postureo, la apariencia y la falsa vanagloria no hacen más que enmascarar una realidad que tarde o temprano terminará por manifestarse. Quienes opten por esta opción... ay de ellos!!! Finalmente el tiempo nos pondrá a cada cual en nuestro sitio.

Es absolutamente cierto que no existen verdades absolutas. Todo es relativo, incluso para el Rey tuerto.

Comparto lo que decía Marat. Si has luchado, si luchas, no has fracasado; es más, yo pienso que el amanecer que ansías, sigue ahí.

martes, 28 de febrero de 2012

VIVIR CON ESPERANZA


Cuando de la alegría pasamos a la desesperación más absoluta y nuestros mundos parecen desmoronarse mientras pensamos, atónitos y casi sin creerlo, que es el fin de nuestras esperanzas, un golpe de gracia a nuestros anhelos de felicidad, es entonces cuando, en ocasiones, descubrimos que la vida es extraordinariamente preciosa y que no vale la pena de caer en el oscuro abismo que abre la desazón de los actos que contravienen un derecho tan vital, tan esencial, como es el derecho a ser feliz.

No permitas que nadie desdibuje ni acabe con la sonrisa que tanto te ha costado encontrar. No permitas que tu alma, limpia, sea mancillada por aquellos egoismos banales, esgrimidos por quienes pretenden alzarse en todopoderosos doctores de una "verdad" vestida de farsa, en virtud de un modo de hacer, de una inercia, carente en todo momento de amor y respeto a los demás.

No dejes de sonreir jamás.

domingo, 15 de enero de 2012

EL MIEDO


Cuando los Miedos atenanzan la cordura, cuando estos toman el timón de la situación y no sabemos como enfrentarlos, nos volvemos seres irracionales, seres sin alma.

Todos estamos acuciados por el Miedo en sus infinitas formas y manifestaciones, un Miedo que siempre está ahí, que nos envuelve, que nos inquieta, que nos hace más frágiles y vulnerables y, por supuesto, que nos hace menos libres.

Posiblemente jamás logremos desterrarlos puesto que, al ganarle la batalla a alguno de ellos, siempre vuelve aparecer tomando más y más fuerza hasta lograr desasosegarnos. Es algo irremediable, inherente al ser humano, algo que define nuestra condición y que marca poderosamente cualquiera de nuestros actos. Estoy convencido de que jamás podremos vivir sin ellos, desmarcarnos totalmente como sería nuestro deseo, pero de igual forma pienso que el miedo es necesario y tiene su función que, analizada detenidamente, resulta positiva.

La existencia del Miedo debe de implicar necesariamente el enfrentarse al mismo más tarde o más temprano, plantarle cara y dejar que afloren las virtudes más excelsas que nos acompañan y que, sin duda, nos ayudarán para la consecución de la ansiada victoria en otra batalla más, aunque la contienda se promete larga.
Estas pequeñas victorias nos complacen, nos regalan una dósis de felicidad difícilmente explicable y que, sin embargo, llega como agua renovadora tras un largo y seco estío.
Siempre es el momento de enfrentarnos a nuestros Miedos porque siempre están ahí. Hay que plantarles cara, hay que vencerlos y derrotarlos una y otra vez porque forma parte de nuestro carácter humano, porque necesitamos que el placer que nos provoca superarlos nos reconforte otorgándonos ese grado de felicidad que nos permita sonreir y, por ende, ser un poquito más felices.

¡¡Luchemos!!, luchemos contra aquello que nos aterra, contra lo que nos preocupa, luchemos contra el Miedo. Aquel que se muestre implacable tendrá una vida mejor y más saludable y, quizá lo más importante, se acercará más a ese ideal de Felicidad que tanto añoramos. Recuperemos el Alma que entre unos y otros nos pretenden arrebatar.