jueves, 30 de junio de 2016

PAN Y CIRCO. LAS FIESTAS DEL RENACIMIENTO (Y LA CASA SIN BARRER)

Foto de José Ruiz Quesada
Se cumplen trece años de la declaración de Úbeda y Baeza como ciudades Patrimonio de la Humanidad, reconocimiento que realiza la UNESCO por la excepcionalidad y calidad de sus centros históricos adornados ambos con joyas excepcionales del Renacimiento.

Desde entonces, y año tras año, pan y circo para recordar aquella efeméride del año 2003. Pero poco más.

Las recomendaciones realizadas por ICOMOS y vinculadas a la declaración y los compromisos adquiridos en este sentido por ambas ciudades aún siguen sin cumplirse. En especial la necesaria creación de un organismo conjunto que venga a velar por ese magnífico patrimonio, día tras día, año tras año, languidece ante falta de un compromiso real por parte de ambas corporaciones que venga a dar cumplimiento a lo que prometieron en el año 2003.

Lejos de recuperar patrimonio,  este se ha perdido o se está perdiendo a causa de una injustificada dejadez, cuando no capacidad personal de algunos de nuestros representantes en estos años que no han movido ni un solo dedo en este sentido. Así, aún vemos como la mayor parte de los inmuebles históricos y con un elevado carácter estético de ambos centros históricos permanecen cerrados, ajándose y caminando hacia situaciones lamentables que resultan inexplicables; o los cientos y cientos de cables que contaminan visualmente los centros históricos y que, pese a existir normativas locales y regionales en este sentido, se obvian una y otra vez afeando y desvirtuando nuestros centros históricos.

Falta determinación y compromiso. Falta el ser conscientes de que esto, el elemento patrimonial, es el principal valor de estas ciudades y que sin un plan que asegure se salvaguarda y una apuesta decidida por la recuperación de lo hoy en día aguanta a duras penas, ambas ciudades estarán amenazadas en uno de sus principales y más importantes valores Es potente la línea que separa la mediocridad de la excepcionalidad y aquí, desgraciadamente, parece que nos encontramos cómodos en el lado más bajo del escalafón pero, eso sí, sacando pecho (o Título) que no supone más que vivir de las rentas y al que poco lustre se le concede.


Lo malo será cuando tan solo nos quede un poco de pan y algo de circo. Pero seguramente sigamos siendo felices por aún tener algo que comer y algo de diversión.

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